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Utilizar bien el cepillo de dientes

Utilizar bien el cepillo de dientes

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La redacción de Top Doctors
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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 09/04/2019

No todos los estomatólogos están de acuerdo en que sea necesario usar pasta de dientes para conservar una boca limpia y sana toda la vida. En cambio, todos coinciden en que es conveniente efectuar un cepillado dental correcto para mantener los dientes y las encías libres de la acumulación de placa bacteriana.

Durante las últimas generaciones la dieta humana se ha refinado y ablandado de tal modo que la formación de placa bacteriana —compuesta en un 60-80% de microorganismos—  es ya inevitable, aunque sea la principal responsable de la formación de caries, y de enfermedades del sofisticado sistema de fijación de los dientes al hueso.

Azúcares y harina

Los estreptococos y los lactobacilos de la placa bacteriana son los principales causantes de la formación de la caries. Las enfermedades del paradonto se deben, en cambio, a microorganismos como los actinomyces, los treponemas, los capnocutophagas o las eikinellas.

Cuando se ingiere un alimento compuesto por hidratos de carbono (con azúcares y harinas, por ejemplo) los microbios de esta placa lo fermentan, se forman así diversos ácidos y, cuando el pH llega a un valor ácido de 5.5, empieza a disolverse la apatita de los dientes.

Después de un par de horas de ingerir el alimento azucarado, la saliva ha “lavado” el ácido. El pH aumenta hasta 6,5 y tiene capacidad de remineralizar la pequeña desmineralización que el diente había sufrido. Se puede mantener un cierto equilibrio entre desmineralización y remineralización si no hay mucha cantidad de placa y si se da tiempo a la saliva, entre comida y comida, para que se lleve los ácidos y aporte los iones precisos para la correcta remineralización.

Sin embargo, las costumbres modernas suelen ir en contra de este posible reequilibrio. Es difícil evitar pequeñas ingestiones de alimentos entre las horas de las principales comidas. Desde las opíparas y envidiables merendolas de los colegiales a la caña de cerveza con tapas junto a los amigos, pasando por los aperitivos de compromiso con canapés, los caramelos en el cine y el tentenpié de media mañana en la oficina, los alimentos ingeridos entre las principales comidas poseen un enorme poder de desequilibrio aunque la cantidad consumida sea mínima. ¿Por qué? Porque la saliva no tiene tiempo suficiente de aclarar los ácidos en los rincones de la boca. El pH está entonces casi todo el día cerca de 5 y no se produce la necesaria remineralización.

Cuando la desmineralización persiste se llega a la disolución de los prismas del esmalte y al principio de la caries dental y ahí ya no hay vuelta atrás: la lesión es irreversible. Y aunque la caries tarde tiempo en llegar a afectar a las áreas nerviosas y no provoque, por el momento, ninguna molestia, conviene iniciar su tratamiento lo antes posible.

El sarro

Por otro lado, la presencia continua de la placa bacteriana en la zona de unión del diente y la encía provoca gingivitis (la encía empieza a sangrar al aplicarle el cepillo de dientes) y posteriormente aparece la periodontitis. Las bacterias se desplazan por debajo de la encía llegando a la raíz del diente y al hueso, provocando la movilidad y la pérdida de los dientes. Esta periodontitis es la responsable de que un 30% de la población de más de 60 años carezca totalmente de piezas dentales. La placa bacteriana va madurando con el tiempo, su flora cambia y se enriquece, su grosor aumenta y llega a mineralizarse, creándose el llamado sarro, muy perjudicial para la conservación de los dientes.

Para prevenir en lo posible toda esta secuencia de desgracias es preciso cepillarse eficazmente los dientes y las encías. Y para facilitar la eliminación de placa, y conferir mayor resistencia al esmalte pueden utilizarse, además, los dentífricos.