Tratamiento para dejar de fumar
El tabaquismo es una forma de drogodependencia. Esto es debido a que la nicotina, como otras drogas, produce dependencia tanto física como psicológica.
Los profesionales de la salud tenemos como misión aconsejar a los pacientes sobre los diversos factores de riesgo que afectan a su salud, incluso cuando éstos no estén relacionados directamente con el motivo de la consulta. Por ello, recomendar a un paciente que deje de fumar no debe ser visto como una intromisión en su vida sino todo lo contrario. Omitir el consejo sobre los riesgos sobre su salud es una negligencia grave.
En la Unidad de Tabaquismo de la Clínica Galiana se ha diseñado una terapia personalizada para dejar de fumar. Además se establece como compromiso que el tratamiento no resulte más costoso al paciente que su propia adicción.
Como primer paso se realiza un estudio previo de la historia médica del paciente relacionada con su consumo de tabaco. Seguidamente se llevan a cabo estudios complementarios que permiten establecer cuál es el tratamiento más adecuado y se emplean también cuestionarios para establecer su grado de motivación y dependencia. Una vez se han completado todas las exploraciones necesarias se establece un tratamiento farmacológico personalizado, que consiste en establecer una terapia sustitutiva de la nicotina, el uso de antidepresivos tricíclicos o una terapia combinada. Este tratamiento no puede prolongarse durante más de tres meses.
En la Clínica Galiana hacemos un especial hincapié en la motivación de nuestros pacientes a la hora de dejar de fumar. Por este motivo al mismo tiempo que el paciente recibe el tratamiento farmacológico es también valorado por un psicólogo, con el objetivo de que se sienta respaldado en su intento por superar la adicción. La principal función del personal sanitario es, además de tratar todas aquellas complicaciones derivadas del tabaquismo, asegurar la efectividad de la terapia, pues es esencial recordar al paciente que no fume y que además tome los medicamentos.
La relación directa que existe entre el hábito de fumar y las relaciones sociales supone una grave dificultad para aquellas personas que quieren dejarlo. Por ello es importante recordar al paciente que no vale la pena volver atrás, ya que las recaídas son habituales. Sólo podemos considerar “exfumador” a quien lleva más de un año sin fumar. Se ha determinado que 7 de cada 10 exfumadores no vuelven nunca a fumar.
Fumar es en primer lugar un consumo, aunque de forma secundaria termina por ser una adicción. Como consumo, acarrea una gran cantidad de repercusiones que van más allá del campo sanitario. Esto hace necesario que los profesionales de la salud aporten sus conocimientos para concienciar a la opinión pública sobre la gravedad del tabaquismo, llevando a cabo una labor social.