Todo lo que necesitas saber sobre la artroscopia de hombro

La artroscopia de hombro es una técnica quirúrgica que cada día se está realizando más para poder tratar la mayoría de patologías del hombro. Es una técnica muy poco agresiva y que, además, gracias a ella se consigue llegar a todas las partes del mismo. Con sólo tres o cuatro pequeñas incisiones (de menos de 4 o 5 mm) se consigue tener una visión completa de todas las lesiones del hombro. De esta manera, se puede solucionar cualquier lesión, tanto las esperables por las pruebas diagnósticas previas como las que se encuentran al realizar la revisión artroscópica en quirófano.

La artroscopia de hombro está indicada en la mayoría de lesiones quirúrgicas del hombro como: lesiones de manguito, inestabilidades de hombro, lesiones de PLB u otras.

De hecho, es más fácil decir en que patologías no está indicada: prótesis de hombro y fractura de hombro. Aun así, incluso se está utilizando la artroscopia de hombro para tratar algunas fracturas con el objetivo de conseguir un mejor resultado.

Antes de someterse a una artroscopia de hombro no se debe tener ningún cuidado previo. Sin embargo, se aconseja tener el máximo arco de movilidad del hombro para así tener una mejor recuperación.

 

Artroscopia de hombro: complicaciones

Como cualquier técnica quirúrgica, la artroscopia de hombro conlleva riesgos. Éstos son menores que con otras cirugías ya que al realizar mini-incisiones hay menor sangrado y al utilizar suero fisiológico para su realización, disminuye el índice de infección.

 

Artroscopia de hombro: recuperación

Los especialistas en Traumatología afirman que los cuidados postoperatorios son mínimos ya que las heridas son pequeñas. Las curas se deben realizar durante los tres primeros días y, posteriormente, se retiran los puntos.