Pesadillas y terrores nocturnos, las parasomnias más comunes

Pesadillas y terrores nocturnos, las parasomnias más comunes

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 11/06/2019

Las parasomnias son un grupo de trastornos del sueño formado por todas aquellas alteraciones de la conducta del paciente mientras duerme. Algunas de las parasomnias más comunes son  las pesadillas y los terrores nocturnos. 

 

Las pesadillas

Las pesadillas son un trastorno muy  frecuente en  la infancia, pues afectan  a entre el 10% y el 50% de los niños de entre  3 y 6 años de edad. Ocurren durante el sueño REM, en la segunda mitad de la noche.  Se trata de sueños con contenido terrorífico que despiertan a quien los padece.  Este  despertar se produce con rapidez y se experimenta una  agitación moderada, con palpitaciones y un aumento de la frecuencia respiratoria. Normalmente el sujeto recuerda el contenido del sueño.

Si las pesadillas son muy intensas y aparecen de manera frecuente tienen un efecto perjudicial en la calidad de vida del paciente. Aunque son más comunes en la infancia también se pueden presentar en la edad adulta. En este caso el estrés y los episodios traumáticos las empeoran. En el tratamiento del trastorno se  emplean técnicas de relajación y de enfrentamiento al contenido de la pesadilla. El problema puede remitir en un corto espacio de tiempo si el proceso se sigue activamente.

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Las pesadillas y los terrores nocturnos son algunas de las parasomnias más comunes y son frecuentes en la infancia
 

 

Los terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son también frecuentes en la infancia, entre los 3 y los 5 años. Suelen desaparecer una vez alcanzada la adolescencia, siendo poco comunes en adultos.

Los niños que sufren el trastorno se despiertan en las fases III y IV del sueño, durante el primer tercio de la noche. El despertar va acompañado de un fuerte grito y, a diferencia de en las pesadillas, se produce en un estado de confusión. Además aparecen signos de activación autonómica más intensos, como la taquicardia y la sudoración. Los padres acudirán en ayuda del niño al oír sus gritos y observarán que no es consciente de lo ocurrido y presenta dificultades para responderles. A diferencia de en las pesadillas, el contenido del sueño no se recuerda por la mañana.

 

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