Laparoscopía: Una opción quirúrgica mínimamente invasiva para Enfermedades Colorrectales
La Laparoscopía es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que ha transformado el abordaje de múltiples patologías, especialmente en el campo de la cirugía colorrectal.
Este procedimiento se ha consolidado como una alternativa eficaz y segura tanto en intervenciones programadas como de urgencia, aportando múltiples beneficios frente a la cirugía abierta tradicional.
¿Qué enfermedades pueden tratarse mediante laparoscopía?
El abordaje laparoscópico puede aplicarse a todas las patologías colorrectales que requieran un tratamiento quirúrgico, tanto de manera electiva o programada como en la urgencia. Las más comunes son:
- Cáncer Colorrectal
- Enfermedad Diverticular del Colon y sus complicaciones
- Enfermedades Inflamatorias Intestinales
Sin embargo, cualquier patología que involucre el Colon y/o el Recto es potencialmente pasible de ser resuelta a través de un procedimiento mínimamente invasivo y evitando una gran incisión.
Ventajas de la Cirugía Laparoscópica frente a la Cirugía Abierta Tradicional
La Cirugía Mínimamente Invasiva, ofrece varias ventajas, tanto para los pacientes como para los especialistas, en comparación con la cirugía abierta tradicional. Entre las cuales se encuentran:
Para el paciente
- Menor dolor postoperatorio: las incisiones son mucho más pequeñas, lo que reduce el trauma en los tejidos y, por ende, el dolor después de la cirugía
- Recuperación más rápida: el menor daño tisular permite una recuperación más rápida y un retorno más temprano a las actividades laborales y físicas. Además, la internación es más corta
- Cicatrices más pequeñas y estéticas
- Menor riesgo de infecciones: esto se debe a la menor exposición de la cavidad abdominal y los órganos al exterior
- Menor pérdida de sangre: la mayor delicadeza de las maniobras y gestos quirúrgicos disminuye la necesidad de transfusiones
- Menor riesgo de complicaciones de la pared abdominal y de adherencias postoperatorias
- Menor manipulación de las vísceras: esto se asocia a una recuperación más temprana de los movimientos intestinales
Para el cirujano
- Mejor visualización: el laparoscopio proporciona una imagen ampliada y de alta definición del área quirúrgica
- Mayor alcance y precisión en las maniobras quirúrgicas
¿En qué casos no se recomienda una Laparoscopía?
La Cirugía Laparoscópica es muy ventajosa en la mayoría de los casos, y siempre hay tiempo para convertir a una cirugía abierta cuando el equipo quirúrgico lo considere necesario.
No obstante, existen casos en los que de antemano puede determinarse que la intervención laparoscópica podría no ser recomendable, como:
- Problemas cardíacos graves: la insuflación del abdomen y los cambios de posición durante la cirugía pueden afectar la función cardiovascular por lo cual los pacientes con insuficiencia cardíaca severa o enfermedades pulmonares crónicas descompensadas pueden no tolerarlo bien
- Hipotensión Arterial: en situaciones de emergencia con pérdida masiva de sangre y presión arterial muy baja, la prioridad es estabilizar al paciente rápidamente
- Cirugías Abdominales previas extensas: las cirugías abdominales previas pueden generar adherencias severas y esto dificultar la visualización y aumentar el riesgo de lesiones de órganos
- Grandes tumores o masas abdominales: un tumor de gran tamaño o que invade estructuras cercanas puede ser difícil de manipular
- Obstrucción intestinal con distensión abdominal severa: la distensión del intestino dificulta la visión y aumenta el riesgo de perforación
En estos casos, el criterio y experiencia del cirujano son fundamentales para decidir si es necesario convertir la Laparoscopía en una cirugía abierta durante el procedimiento.
Recuperación postoperatoria y alta hospitalaria
El proceso de recuperación suele ser más rápido que ante una cirugía abierta tradicional, especialmente cuando se asocia a un protocolo ERAS (Enhanced Recovery After Surgery) o, en español, Recuperación Mejorada luego de la Cirugía. Esto incluye medidas pre, intra y postoperatorias.
Entre las medidas preoperatorias se incluye el asesoramiento y educación del paciente y la optimización nutricional y del estado físico, entre otras medidas. En el intraoperatorio, además de la cirugía miniinvasiva es importante la optimización de la anestesia y evitar el uso innecesario de sondas y drenajes. Finalmente, en el postoperatorio es clave el reinicio precoz de la dieta oral y la movilización, además de la limiotación en el uso de analgésicos derivados de la morfina.
La implementación del protocolo ERAS en Cirugía Colorrectal ha demostrado consistentemente la reducción del tiempo de estancia hospitalaria, el dolor y las complicaciones postoperatorias.