La crisis de los 50, el cambio positivo

La crisis de los 50, el cambio positivo

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 20/04/2019

Hasta hace unos años se creía que, al cumplir 40 años, el grado de satisfacción personal alcanzaba el máximo, comenzando desde entonces su declive. Y es que, una vez que la persona cumple 18 años, su nivel de satisfacción no para de crecer hasta llegar a la cuarta década de la vida, pero en esta edad, se pasa de ser veinteañero o treintañero a ser cuarentón y después cincuentón, sesentón etc. Así, las personas toman conciencia del inexorable paso del tiempo y, consecuentemente, de su envejecimiento. Hasta ese momento, la curva de satisfacción y productividad siempre había sido ascendente, pero desde entonces, se creía que comenzaba a caer irremediablemente.

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Eso hace que, al alcanzar los cuarenta años, numerosas personas reaccionen con una huida hacia la juventud. Comienzan así a emplear de nuevo ropa juvenil, a intentar peinados arriesgados, se someten a operaciones estéticas con el objetivo de mejorar su aspecto y, con frecuencia, establecen relaciones con parejas más jóvenes o se divorcian para formar una nueva pareja “rejuvenecedora”. Esta reacción, directamente relacionada con el narcisismo y la inmadurez, ocurre con mayor frecuencia en los hombres, obligando a las mujeres a pasar un tiempo malo, aunque pasado este periodo, tienden a alcanzar un grado de bienestar superior al que tenían anteriormente.

 

Los 50, ¿los nuevos 18?

Pero contrariamente a lo que se creía, investigaciones recientes realizadas por la agencia Gallup aseguran que a partir de los 50 años se produce una nueva estabilidad que se traduce, con bastante frecuencia, en un incremento de la curva de productividad, olvidándose así la teoría de que la madurez implica directamente la decadencia del ser humano.

Así, una vez alcanzados los cincuenta años, la persona alcanza su verdadera madurez y sabe lo que quiere, cuenta con más experiencia y tiene mayor estabilidad emocional. Esta inflexión de los 50 alcanza su máximo en los 85 años, edad en la que el grado de satisfacción personal supera el de los 18 años. Y es que el envejecimiento hace a las personas adoptar una perspectiva más positiva ante la vida, cambiando los objetivos personales, y volviendo a las personas más reflexivas y conciliadoras ante la aparición de conflictos.

 

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