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La artrosis, un mal común

La artrosis, un mal común

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 02/06/2019

Las enfermedades reumáticas son el motivo de numerosas consultas tanto ambulatorias como hospitalarias. Se estima que en España entre un 10 y un 15% de las personas mayores de quince años padecen enfermedades reumáticas, siendo la artrosis la de mayor incidencia.

La artrosis u osteoartrosis es la enfermedad más frecuente del aparato locomotor, y es la enfermedad que genera un mayor gasto sanitario, a la vez que es la principal causante de incapacidad o invalidez de todas las enfermedades crónicas.

 

¿Qué es la artrosis u osteoartrosis?

La osteoartrosis es una artropatía degenerativa que se caracteriza principalmente por la degeneración y pérdida del cartílago articular, alterándose las propiedades mecánicas del cartílago y del hueso subcondal. Su principal síntoma es el dolor, que aparece con el movimiento y remite con el reposo, aunque también puede presentarse por la noche. En fases avanzadas se puede observar la limitación a la movilidad y la deformidad articular.

 

¿Quién padece artrosis?

El factor edad es importante, ya que entre los 50 y 60 años se produce el pico de máxima incidencia. En cuanto al sexo, esta enfermedad prevalece en las mujeres de más de 55 años, aunque antes era más frecuente en hombres.

Las principales articulaciones afectadas son las rodillas, articulaciones interfalángicas distales y proximales, caderas y pequeñas articulaciones de la columna. No obstante, la rodilla es la articulación más afectada. Por sexos, hay un ligero predominio de la artrosis de cadera en los hombres y de rodilla y manos en mujeres.

 

¿Qué causa la artrosis?

La artrosis se produce por una alteración inicial en el cartílago hialino, que favorece el desplazamiento de las superficies articulares y evita el rozamiento de las mismas. Aunque inicialmente no duele, el dolor aparece cuando se alteran otras estructuras de la articulación, como el hueso subcondral o la membrana sinovial.

A día de hoy, se le atribuye una gran importancia al condrocito —célula productora de colágeno y otras sustancias— que aumentan la actividad metabólica y su proliferación en el intento de reparar el cartílago.

 

¿Cómo se puede tratar o retrasar la artrosis?

Actualmente el tratamiento en Unidad del Dolor es sintomático, se pretende el alivio del dolor, la educación del paciente y la mejora en la funcionalidad articular. No obstante, un tratamiento preventivo y una intervención temprana son muy importantes para la evolución posterior de la enfermedad.

Como tratamiento no farmacológico se incluyen técnicas educacionales, medidas higiénico dietéticas, como la disminución de peso; la terapia física ocupacional y programas de ejercicios.

Entre los fármacos más frecuentes se incluyen los antinflamatorios, opioides débiles y paracetamol. Entre otras opciones terapéuticas, se encuentra el lavado articular o las prótesis de cadera o rodilla.

 

¿Qué son los condroprotectores y qué hacen respecto a la artrosis?

Según su forma de actuación se denominan como fármacos de síntomas de acción lenta (SYSADOA).

Los ensayos realizados con estas sustancias demuestran que son eficaces en el tratamiento de la artrosis. Su acción es similar a la de los antiinflamatorios, aunque su inicio de acción es más lento, si bien sus efectos se prolongan en el tiempo y sus efectos secundarios son menores.

 

¿Qué son y para qué sirven los factores de crecimiento en la artrosis?

Desde no hace mucho se dispone de una nueva propuesta terapéutica basada en la utilización del Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRGF) que podría interrumpir o al menos retrasar su avance.

Este plasma se obtiene directamente de la sangre del paciente, sin agentes externos de ningún tipo. La sangre obtenida se procesa en el laboratorio en condiciones de esterilidad para separar las moléculas que servirán para la terapia. Así, los factores de crecimiento son proteínas solubles producidas por las células del organismo, aunque es en las plaquetas, en los macrófagos y en el plasma sanguíneo donde están presentes en mayor proporción.

El PRGF imita y optimiza los mecanismos fisiológicos de reparación que se ponen en marcha espontáneamente en cada tejido tras una lesión. Generalmente, se realizan tres infiltraciones con intervalos de dos semanas entre ellas.

Medicina del dolor