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La rosácea es un trastorno inflamatorio facial que provoca erupción cutánea, cuperosis, telangiectasias, sensación de quemazón, pústulas y granitos de la piel de los pómulos, nariz, mentón y frente. Se trata de una patología crónica que aparece con más frecuencia en personas de mediana edad y en distinto grado.
La rosácea es una patología con múltiples síntomas entre los que desatacan enrojecimiento frecuente de la cara, ardor o una leve hinchazón, enrojecimiento continuo unido a la aparición de granos en la piel, incluso con pus. También líneas rojizas y delgadas por debajo la piel debido a que los vasos sanguíneos situados bajo la piel se agrandan. Además, pueden afectar a otras partes de la cara como ojos, párpados o nariz con su inflamación. La piel más dura de lo normal en frente, barbilla, mejillas u otras áreas también es un síntoma de la rosácea.
Se desconoce la causa que provoca la rosácea pero existen distintos factores que propician su desarrollo o lo empeoran, como el tipo de piel, la herencia genética, cambios hormonales, la dieta, cambios repentinos de temperatura, la exposición solar, el viento, el estrés, o algunos medicamentos. Otros factores son la práctica de deporte intenso, la menopausia, el consumo excesivo de alcohol o comer alimentos y bebidas calientes o picantes.
La rosácea no es una patología que se pueda prevenir, aun así se pueden aliviar los síntomas o reducir el nivel de afectación. La principal acción es identificar los desencadenantes para así evitarlos, iniciar un tratamiento precoz, mantener una buena hidratación cutánea, evitar productos que irriten la piel, utilizar cremas que protejan de los rayos del sol, utilizar maquillaje adecuado a nuestro tipo de piel y utilizar champús y geles que no sean muy agresivos para evitar una mayor irritación.
Pese a que no existe un método que lo cure, sí se pueden suavizar los síntomas. Según el paciente, el tratamiento para controlar este trastorno dérmico puede basarse en minimizar las causas que lo provocan mediante fármacos como antibióticos y derivados de las tetraciclinas, preparados tópicos, terapias con láser o luz intensa pulsada. En casos graves, la técnica láser puede ayudar a reducir el enrojecimiento o en el caso de tener la nariz hinchada, la cirugía puede contribuir a una mejora de su apariencia extirpando el tejido afectado.
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