

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) impide el movimiento...
Tampoco se ven involucrados los nervios de la memoria, detección de sensaciones u otras funciones corporales como la vista y el oído.
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una Enfermedad Degenerativa. Se trata de una enfermedad de las neuronas del cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios, causando discapacidad.
De forma aproximada, la ELA afecta a 5 de cada 100.000 personas en el mundo. También se la conoce como Enfermedad de Lou Gehrig.
El pronóstico es grave. Normalmente la enfermedad desencadena en muerte después de 3 a 5 años tras el diagnóstico. Hay excepciones y se calcula que 1 de 4 personas logra sobrevivir más de 5 años tras diagnosticarse la ELA. Incluso hay casos que sobreviven durante varios años más, habitualmente con la ayuda de un respirador artificial o similar.
La ELA afecta a las neuronas del cerebro.
No es habitual que los síntomas se presenten antes de los 50 años, pero se pueden dar en personas más jóvenes. El síntoma más habitual es la pérdida de la fuerza muscular y la coordinación, que va empeorando progresivamente.
Esta debilidad afecta en un primer momento a piernas o brazos, o a la hora de deglutir o respirar. A medida que la enfermedad avanza, más partes del cuerpo se ven afectadas. Cuando se tiene debilidad muscular se aprecian los siguientes síntomas:
Además también se pueden dar otros síntomas como Depresión, rigidez muscular (espasticidad), contracciones musculares (fasciculaciones), calambres musculares o Pérdida de Peso.
En pocos casos provoca demencia y la mayor parte de los que padecen la patología pueden pensar con normalidad y tienen los sentidos intactos.
Si se presentan algunos de los síntomas mencionados anteriormente, se realizará un examen físico para comprobar si:
Otras evaluaciones también pueden ser las siguientes:
En gran parte de los casos se desconoce el origen de la enfermedad. Se calcula que uno de cada diez casos es debido a un defecto genético.
También cabe destacar que si un familiar la padece se puede transmitir de forma hereditaria y, por lo tanto, sería un factor de riesgo.
No es posible prevenir la enfermedad, pero se puede consultar a un genetista para detectar antecedentes que hayan sufrido ELA.
No existe una cura específica para la ELA y se debe tratar por un equipo multidisciplinar. El objetivo es intentar retrasar los síntomas y a mejorar el estilo de vida del paciente.
La Rehabilitación y la Fisioterapia pueden ser importantes para mejorar la función muscular y la salud global del paciente. Asimismo, también puede ser necesario el uso de silla de ruedas o diversos aparatos ortopédicos para ayudar a esta función muscular.