Variaciones de la marcha en niños: caminar metiendo los pies

Variaciones de la marcha en niños: caminar metiendo los pies

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Escrito por: La redacción de Top Doctors Fuentes: Las variaciones al caminar se conocen por los traumatólogos infantiles como alteraciones rotacionales de la marcha
Editado por: TOP DOCTORS® el 30/04/2019

Un aspecto que suele llamar la atención en la marcha de los niños es la dirección en la que apuntan los pies; la mayoría de la población camina con los pies apuntando al frente o ligeramente hacia afuera, pero algunos los sacan demasiado hacia afuera y muchos otros caminan metiéndolos más de lo normal. A esto se suele unir en el caso de niños pequeños las caídas muy frecuentes, debidas más a su inmadurez motora que a la posición de sus pies, lo cual incrementa la preocupación por corregirlo y así evitar problemas futuros.

Todas estas variaciones al caminar se conocen por los traumatólogos infantiles como alteraciones rotacionales de la marcha, pero más que alteraciones son variaciones más o menos exageradas de lo normal, que generalmente mejoran espontáneamente a medida que el niño crece.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por qué los niños al caminar meten o sacan los pies

En ocasiones, la forma de los pies puede ser la causante de las alteraciones, pero en la mayoría de casos la respuesta no está en los pies. La exploración física del traumatólogo infantil es fundamental para descartar cualquier patología subyacente responsable y para localizar el origen de la alteración rotacional.

Normalmente la orientación de los pies se debe a la forma que tienen los huesos de las piernas: el fémur y la tibia. Estos huesos tienen una rotación sobre su propio eje que varía de unas personas a otras en función de su genética. Si alguno de los huesos está más rotado hacia adentro los pies apuntarán hacia adentro; y de igual forma hacia afuera.

A la rotación del fémur sobre su eje se le denomina anteversión femoral; si la rotación presenta un valor interno mayor que la media se trata de una anteversión femoral aumentada y los pies apuntan hacia adentro. En cambio, cuando la rotación es más externa hablamos de anteversión femoral disminuida o retroversión femoral y los pies apuntan hacia afuera. Con la tibia ocurre lo mismo, puede presentar una torsión tibial interna o una torsión tibial externa que condicionarán la orientación del pie.

El crecimiento soluciona las alteraciones de la marcha

Los niños presentan una rotación interna de fémur y tibia mayor que la que tendrán de adultos. Por esto es más frecuente ver niños que meten los pies. De hecho, esta rotación interna del fémur hace que sean capaces de sentarse en posición de W. Con el crecimiento, tanto el fémur como la tibia van rotando hacia afuera, con lo que los pies van saliendo. Esto ocurre normalmente hasta los 10 años y suele variar de unos niños a otros. Se trata de una evolución natural que no se puede modificar con ningún tratamiento.

No se recomienda pues buscar remedios con plantillas, aparatos o calzados especiales porque no van a modificar esta evolución natural y sólo se conseguirá incomodar al niño. Es muy excepcional que cuando el niño crezca la posición de sus pies no sea adecuada y normalmente no le va a traer consecuencias negativas; si no fuera así la única solución pasa por la cirugía.