Rinitis alérgica: qué la produce, cómo diagnosticarla y tratarla

Rinitis alérgica: qué la produce, cómo diagnosticarla y tratarla

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 03/12/2018

La rinitis alérgica es un proceso inflamatorio de la mucosa nasal caracterizado por la presencia de congestión nasal, picor, estornudos y secreción nasal. El cuadro se desencadena por una respuesta inmunológica de tipo alérgico ante la presencia de alérgenos inhalados en las personas sensibilizadas. 

Se estima que la rinitis alérgica afecta hasta un 25-30% de la población adulta en los países desarrollados.

Qué provoca la rinitis alérgica en el paciente

Muchos enfermos, además de síntomas nasales, también presentan síntomas oculares, tales como picor ocular, lagrimeo o hinchazón de párpados. Por otra parte, la rinitis alérgica es un factor predisponente para el desarrollo de sinusitis, otitis media y patología faringolaríngea.

Existe, además, una estrecha relación entre la rinitis y el asma bronquial: hasta el 30% de los pacientes con rinitis presenta asma bronquial, y el 80% de los pacientes con asma presenta rinitis, precediendo, en muchos casos, la rinitis a la aparición de asma bronquial.

En ocasiones, si los síntomas de rinitis son intensos, los enfermos refieren cansancio, disminución en la capacidad de concentración, irritabilidad y disminución del rendimiento laboral y escolar.

 

Tipo de alérgenos que provocan la rinitis alérgica

Los alérgenos inhalados son proteínas derivadas de plantas o animales que, en las personas susceptibles, puede generar rinitis o conjuntivitis y asma. 

Se pueden clasificar según sean:

-    Alérgenos de interior: ácaros del polvo, alérgenos de hongos (alternaría, aspergillus…)  o alérgenos procedentes de animales: perro, gato, hámster o cobaya, entre otros.

-    Alérgenos de exterior, como pólenes (gramíneas, ciprés, olivo, salsola, parietaria…) y alérgenos procedentes de hongos: alternaría u otros. 

 

Tipos de rinitis alérgica

En función de la frecuencia de los síntomas podemos distinguir dos tipos de rinitis alérgica:
-    Estacional: Los síntomas suelen aparecer, sobre todo, en primavera y, en ocasiones, a finales del verano, siendo los desencadenantes más frecuentes el polen de plantas, árboles o también esporas de hongos.
-    Perenne: Presenta síntomas a lo largo de todo el año. Las causas más frecuentes suelen ser los ácaros del polvo, productos dérmicos de animales (perro o gato) u hongos.
En muchos enfermos coexisten ambas formas de rinitis con síntomas perennes pero reagudización estacional.   

 

Cómo diagnosticar la rinitis alérgica

El diagnóstico alergológico se basa en la realización de una detallada historia clínica, seguido de la realización de test cutáneos (prick test) y/o determinación de IgE sérica.

Los test cutáneos constituyen una herramienta con gran sensibilidad diagnóstica y permite conocer los resultados al experto en alergología en 15-20 minutos.

Es fundamental en el diagnóstico la concordancia entre la historia clínica y el resultado de los test cutáneos.

 

 

Manejo y tratamiento de la rinitis alérgica

En general, la primera medida ante la rinitis alérgica consiste en la evitación del alérgeno. Si bien en muchos casos, como ocurre con los pólenes, la evitación no es posible, en otros, como ocurre con los ácaros, solo medidas de evitación muy estrictas pueden mejorar parcialmente los síntomas.

En la actualidad el tratamiento farmacológico de la rinitis se basa en el uso de antihistamínicos, corticoides intranasales y, en algunas ocasiones, descongestionantes. 

Los corticoides nasales son el tratamiento más efectivo para reducir la congestión nasal, con escasos efectos secundarios, siendo la irritación nasal y el sangrado de la mucosa nasal los más frecuentes.

Los antihistamínicos de segunda generación se encuentran disponibles como preparados nasales tópicos o por vía oral. Son útiles para mejorar los estornudos, el picor nasal… y, en general, son bien tolerados con efectos secundarios muy escasos.

La combinación de los dos tipos de tratamiento suele proporcionar una mayor mejoría de los síntomas que no usados aisladamente.

En caso de obstrucción nasal intensa que no mejora con la medicación anterior, los descongestionantes pueden mejorar dicho síntoma, si bien no se deben usar más de  seis o siete días seguidos. 

En la rinitis alérgica moderada o severa, la inmunoterapia con alérgenos administrada de forma subcutánea o sublingual es un tratamiento que mejora la enfermedad con resolución de los síntomas y tiene, además, un papel importante en la prevención de nuevas sensibilizaciones y en el desarrollo del asma bronquial.