¿Qué es la sutura de rotura de menisco?
¿Qué es el menisco?
El menisco es una estructura en forma de semiluna que está formada por fibrocartílago y que se encuentra en la rodilla, entre el fémur y la tibia. Explican los especialista en Traumatología que las personas tenemos dos meniscos en cada rodilla, uno externo y el otro interno.
El menisco interno tiene forma de “C” y el externo, que es más cerrado, tiene casi forma de “O”. Ambos están compuestos mayormente por fibras de colágeno tipo 1 dispuestas paralelamente a su eje mayor, hecho que le confiere una gran capacidad para soportar fuerzas de tensión. Los meniscos están fijados a la tibia mediante las raíces anteriores y posteriores. Además, también están unidos a la cápsula articular en su periferia.
Los meniscos tienen poca densidad celular, y solo recibe aportación de vasos sanguíneos en su 1/3 más periférico. Por este motivo, su capacidad de cicatrización está limitada.
Funciones del menisco
La principal función biomecánica del menisco es colaborar en la transmisión de cargas en la articulación de la rodilla entre el fémur y la tibia. Los dos compartimentos de la articulación femoro-tibial, interno y externo, no son totalmente congruentes. La meseta tibial es plana y el compartimento externo levemente convexa. Por su parte, la superficie de los cóndilos femorales es convexa.
Esta disposición anatómica hace que sean necesarios los meniscos para hacer la articulación más congruente, aumentando el área de contacto y que, de esta manera, el peso que se transmite a través de la articulación se reparta por una mayor superficie. Esto protege al cartílago articular.
Otra función del menisco es la de conferir estabilidad a la articulación. De esta manera, pacientes en los que se realiza una reconstrucción del Ligamento Cruzado Anterior y al que se le repara los meniscos tiene mejor estabilidad que a los que se les ha extirpado los meniscos.
¿En qué consiste la sutura de la rotura de menisco?
La sutura de una rotura de menisco consiste en reparar el tejido dañado, en lugar de extirparlo, que es lo que se hacía tradicionalmente. De esta manera mantenemos la función del reparto de cargas que tienen los meniscos, y prevenimos la artrosis futura. Por el contrario, la extirpación del menisco hace que el reparto de cargas en la articulación no sea uniforme, disminuyendo el área de contacto al perder la articulación de congruencia. Esto hace que las cargas se transmitan en un área muy pequeña en la zona de contacto entre el fémur y la tibia.
Por su parte, el cartílago articular funciona muy bien como superficie de deslizamiento, con coeficiente de rozamiento muy bajo, pero no está diseñado para soportar las cargas tan importantes a las que está sometido en caso que falten los meniscos, puesto que empieza a degenerarse y sobreviene la artrosis. Ésta ocurre de forma segura y rápida. La situación es más delicada aun si se trata del menisco externo, la función del cual es más importante que la del interno. ¡Hay que salvar los meniscos!