Psicopatía: la Pandemia oculta, parte II

Psicopatía: la Pandemia oculta, parte II

Editado por: TOP DOCTORS® el 02/03/2022

La breve descripción propuesta es inversamente proporcional a la complejidad de la patología. (Como es el caso en tantas enfermedades psiquiátricas). Pero inversamente proporcional también al daño que pueden producir, y de hecho producen, estas personas. La única forma de proteger a la pareja que es víctima es el contacto cero.


El psicópata es una persona brillante, desde afuera la persona perfecta, hombre perfecto y padre aún más perfecto (OJO, es lo mismo para las mujeres con este trastorno). Seduce. Deslumbra tal vez con sus altísimos estudios, con su “polenta”, con su gracia. Pero es el sol negro, brilla hacia afuera mientras que para adentro es un agujero negro, un abismo, que fagocita todo. En realidad, tiene una Baja Autoestima que sobrecompensa con una cáscara brillante. Necesitada de admiración de otros para colmar ese vacío abismal. Si lo ensalzás sos su amigo. Si lo criticás, su enemigo.


No tiene empatía, no se pone en lugar del otro, no tiene noción del bien y del mal, sino noción de lo que le sirve o no para alcanzar sus fines. Los demás son cosas, instrumentos (se habla de “cosificación” o de “instrumentalización” del otro).


Tipos de psicópatas

Hay tres tipos de narcisismos:

1-    Seductor

2-    Dictador

3-    Victima


Los tres manipulan de una forma distinta. Muchas veces combinados, por lejos el tipo seductor es el que más frecuentemente se ve. Muy presente entre los grandes políticos, pero hasta en la Iglesia… Se puede ver el caso de Marcial Maciel, máximo exponente de estos últimos tiempos. Pero también esto existe en varios otros estratos de la Iglesia. Hay tres palabras que desaparecen de su vocabulario, que son: “por favor”, “gracias” y “perdón”. Estas tres palabras son las que mejor expresan la alteridad, y al estar ausentes (aunque puedan existir, pero de manera totalmente superficial) nos dejan ver la persona narcisista demuestra que no le debe nada a nadie. Otra forma de ver la actuación de un psicópata es que va rotando en su modo de actuar en “Verdugo”, “el que realiza Salvataje” y “Victima” (de la reacción a veces violenta de la víctima).


También recurren mucho a la descalificación, ninguneo y desprecio. Al “gaslighting” (se puede googlear este término). El objetivo, más o menos consciente, la destrucción del otro (en los casos extremos, perversos, vemos como el violador, por ejemplo, que “destruye” literalmente al objeto de su necesidad. De su necesidad para satisfacerse.


Hay que entender que tenemos aquí un tipo de PERSONALIDAD. Es decir que, como cualquier personalidad, esta se desarrolla en la adolescencia y juventud temprana, de la misma manera que toda otra personalidad normal. Y esta NO ES normal; está por fuera de la curva de Gauss. Sufre y hace sufrir. Pero NO CAMBIA. Repito es una personalidad en particular. Si bien, se estima que hay más hombres que mujeres (por ejemplo, hombres golpeadores). En mi experiencia profesional he visto más mujeres que hombres. Lo que sucede, en mi opinión, es que el hombre tiene prurito de admitir que es maltratado por su pareja.


No pensemos que la religión nos proteja de esto. Ya lo hemos visto como llega a ocurrir hasta en las más altas esferas de la Iglesia, de la misma manera que los hay entre los políticos. Las causas permanecen oscuras. Las teorías psicoanalíticas hablan de que la causa debe ser muy temprana en la fase oral.


¿Por qué son psicópatas?

Las evaluaciones por imágenes (Resonancia Magnética Funcional, por ejemplo) evidencian que hay disfunciones o anormalidades neurobiológicas en ellos. Una hipótesis fuerte es que habría alteraciones de una parte del cerebro, en la “corteza cerebral prefrontal supraorbitaria” (la superficie cerebral que apoya sobre las orbitas). Jugó un rol importante el estudio de un caso emblemático, el caso “Phineas Gage” para comenzar a entender la causa neurobiológica.


El ser religioso, ferviente practicante, de cualquier religión, no es garantía de nada ya que permanecen perfectamente escondidos. En realidad, solamente los frenan el miedo a ser descubiertos infringiendo la ley, que de todos modos no tendrían ninguna culpa en transgredir. No soportan ser desenmascarados. Y de acá se desprende otra cosa. El “complementario”; la pareja oprimida. Es el que cae en el encanto de la PN y juega su juego, soportando, sin reaccionar, justificando el actuar del primero, etc. El Complementario actúa en función de la PN y este contra el primero.


Evidentemente, estas personalidades no consultarán nunca. O si lo hacen será por una cuestión totalmente diferente a su condición. Los que consultan, son los complementarios, sobre todo si pueden zafarse de las garras. Por tanto, el diagnóstico será puesto por un Psiquiatra (que conozca del tema) a través de los dichos del “complementario” o del sufriente, o de los familiares. Es requisito, solamente saber realizar las preguntas adecuadas, para llegar a buen puerto en el diagnóstico. Entender bien la dinámica puesta en juego, que de todos modos se repite todo el tiempo.


La verdad es que el buen Psiquiatra tiene que estar en condiciones de plantear el diagnóstico correcto en una sola sesión. Si no, dudaría de la idoneidad del profesional. (a menos que haya una trama sistémica demasiado complicada).


Y el acuerdo es unánime, como ya conté, en cuanto a la conducta a adoptar en estos casos. La separación de la víctima de “su psicópata”. Con el psicópata, contacto cero. Lo que está puesto en juego es demasiado grave.

Psicología en Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)