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Proceso del duelo, cuándo acudir a un especialista

Proceso del duelo, cuándo acudir a un especialista

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La redacción de Top Doctors
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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 15/06/2019

El duelo es una respuesta natural de las personas ante una pérdida importante. El ejemplo más común es el que se da tras la muerte de un ser querido. Pero, también hablamos de ello cuando lo que se pierde es un objeto estimado, un animal de compañía, una función vital como la amputación de una mano o, simplemente, un sueño o proyecto de vida.

dueloTodas las culturas reconocen el duelo, pero éste se manifiesta de manera muy diferente en cada individuo incluso dentro de la misma cultura o ante el mismo caso de pérdida. Depende mucho de la personalidad del individuo, de su educación, de la tolerancia del entorno familiar-cultural al dolor emocional y de la profundidad de interiorización del objeto perdido. También depende del tipo de pérdida, es decir, si es súbita acarrea más riesgo de duelo que si es una muerte esperada, como después de una larga enfermedad.

A pesar de la peculiaridad de cada caso, entre los especialistas en Psiquiatría hay un cierto acuerdo para poder diferenciar un caso de duelo “normal” de otro ya más complicado o de una depresión. Se calcula que un 10% de los casos puede complicarse en una depresión severa con rasgos melancólicos. Existen factores de riesgo como por ejemplo la falta de soporte social o familiar para compartirlo o cuando la persona tiene antecedentes de depresión o ansiedad. No permitirse pasar por un proceso “normal” de duelo también perjudica. Algunos pacientes huyen hacia un estado de negación prologando en el que se ocupan de muchas actividades de trabajo o bien empiezan a consumir sustancias tóxicas como el alcohol o las drogas.

 

Proceso del duelo

El duelo es un proceso de adaptación a la pérdida y, como tal, pasa por diferentes etapas.

  • Estado de shock emocional: El enfermo siente incredulidad y descrédito, además de negar lo ocurrido.
  • Estado depresivo: Puede durar hasta tres meses. La persona entra en un estado depresivo, de tristeza y de añoranza del ser querido. Este estado se conoce como el período de luto y se caracteriza por pensamientos recurrentes de los perdido, sentimientos de culpa de no haber podido hacer nada más o de no haber estado de alguna manera capaz de prevenir la pérdida de la persona. Durante este estado se pueden dar trastornos pasajeros de sueño, de apetito o de energía vital. En ciertas ocasiones pueden aparecer pensamientos de suicidio pero, no como deseo de destruirse a uno mismo, sino como deseo de unirse a la persona muerta.
  • Estado de aceptación de lo ocurrido. La persona retoma la actividad de su vida habitual tal y como era antes de la pérdida. Sin embargo, se pueden sufrir pequeñas recaídas cuando se recuerda a la persona añorada, pero éstas se irán espaciando en el tiempo y en intensidad.

 

Cuándo acudir a un especialista en Psiquiatría

Existen diversos síntomas y signos de alarma que indican que debe contactarse con un especialista en Psiquiatría. Éstos son:

  • La fase de tristeza y depresión se acompaña de una falta de funcionamiento en el ámbito social y laborar. También, si esta fase se prologa más allá de los tres meses.
  • La persona sólo recuerda lo mejor de la persona que ha perdido, sin poder ser ecuánimes en el recuerdo.
  • Los síntomas neurovegetativos de sueño, apetito y energía vital se distorsionan y alargan durante más de tres meses.
  • La autoestima se ve afectada y se pierde la confianza en uno mismo.
  • Cuando se dan cambios de humor en los que el individuo se encuentra mejor por las noches que durante el día.
  • Si las ideas suicidas persisten y se acompañan de gestos o planes concretos.
  • La persona afectada entra en un estado de enajenación o de culpa excesiva y revela tener ideas delirantes.
  • Si la persona tiene pensamientos recurrentes obsesivos sobre la pérdida sufrida, su tristeza y su depresión sin poder concentrarse en ninguna otra cosa.

 

Tratamiento psiquiátrico del duelo

Cuando se da un caso complicado, se ha de realizar un diagnóstico diferencial valorando o no la existencia de un consumo de sustancias tóxicas que puedan alterar el cuadro.

El tratamiento incluye el abordaje de todos los signos anteriormente mencionados. La terapia de soporte, ya sea individual o grupal, es fundamental. Por otro lado, los psicofármacos, principalmente los antidepresivos y los ansiolíticos, se deben usar siempre bajos prescripción médica y garantizando la seguridad del paciente.