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Pasado, presente y futuro. Nuevas técnicas, últimos avances en traumatología

Pasado, presente y futuro. Nuevas técnicas, últimos avances en traumatología

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 07/06/2019

El ser humano conoce desde hace mucho tiempo la posibilidad de manipular e inmovilizar las extremidades fracturadas, desde el exterior del organismo. Los casos documentados más antiguos corresponden al descubrimiento efectuado en 1903, en las excavaciones efectuadas por el Profesor G. Elliott Smith en el yacimiento arqueológico de Naga-ed-Der, situado al norte de la ciudad de Luxor y se corresponden con férulas de inmovilización de extremidades.


En el Corpus Hipocraticum de Hipocrates de Cos (460-377 a.C.) se hace referencia a sistemas más elaborados de fijación externa que permitían inmovilizar las fracturas. El concepto actual de fijación externa se acuña en la segunda mitad del Siglo XIX, posteriormente a la aparición de la anestesia y antes del descubrimiento de los antibióticos. Siendo en aquel entonces los cirujanos militares los más documentados sobre el tema.

Debe considerarse como fijación externa la inmovilización de los diversos fragmentos de una fractura mediante la inserción de clavos a través de las partes blandas en cada uno de ellos y a su vez unidos los clavos entre si por algún sistema de sujeción externa, yeso, dispositivo mecánico, etc.…Los primeros diseños no invadían el hueso solo se apoyaban en las inserciones musculotendinosas, progresivamente fueron más invasivos hasta la actualidad, en que los elementos de fijación esquelética (clavos y alambres) atraviesan o se atornillan al hueso directamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los conceptos de rigidez en la fijación externa dejaron paso a conceptos biológicamente más cercanos al proceso natural de curación de las fracturas, neutralizando las fuerzas nocivas y modulando las favorecedoras del proceso de curación, el Profesor Juan Lazo Zibikowski (Sevilla) en este sentido colaboro entre otros, en la elaboración de los conceptos actuales de reparación ósea.

La fijación externa es imprescindible en el tratamiento de graves fracturas abiertas de las extremidades, también como medio de inmovilización inicial de fracturas cercanas a las articulaciones cuyas partes blandas pueden evolucionar mal, comprometiendo inmovilizaciones internas con placas o clavos endomedulares, una vez confirmada la correcta evolución de dichas partes blandas la fijación externa puede cambiarse por una interna, todo ello en el denominado “tratamiento secuencial de las fracturas”,  su utilización es de vital importancia también en la asistencia inicial de los politraumáticos, en el “control de daños” rápida estabilización esquelética para poder priorizar sobre las lesiones que comprometen la vida del paciente, imprescindible en la estabilización de los huesos afectos de infecciones óseas. Es una herramienta habitual para alargar las extremidades.

Actualmente, desde hace unos pocos años constituye una herramienta de gran potencia por su posibilidad de regeneración ósea y de reconstrucción del sistema esquelético, mediante la denominada “osteogénesis a distracción”, la técnica consiste en practicar una fractura quirúrgicamente y una vez iniciado el proceso de reparación de dicha fractura ir estirando el callo reparador progresivamente (similar a los alargamientos óseos)a razón de 1 mm al dia, ello da lugar a la creación espontanea de un hueso nuevo que presenta unas características morfológicas y fisiológicas excepcionales.

El hueso nuevo formado, el “regenerado óseo” presenta unos valores añadidos de gran valor en los procedimientos terapéuticos en que se utiliza, reconstrucción de grandes defectos óseos diafisarios traumáticos o debidos a técnicas de resección ósea de tipo tumoral empleadas en el tratamiento de infecciones óseas crónicas, ausencias de consolidación de las fracturas o en tumores óseos.
El regenerado óseo y todo el hueso sometido al tratamiento presenta una hipervascularización, ello es de gran valor ya que aumenta los mecanismos defensivos del hueso ante infecciones y permite una mejor llegada de los antibióticos.
El nuevo hueso reconstruido a diferencia de las reconstrucciones efectuadas por otros métodos, presenta una morfología tubular como la del hueso diafisario normal, desde el punto de vista biomecánica dicha forma es la más ligera y resistente, es la mejor.
El método permite la corrección de las deformaciones óseas asociadas, acortamiento y deformaciones angulares y rotacionales.

En el proceso de transportación ósea para conseguir el nuevo hueso, también participan las partes blandas relacionadas con el fragmento transportado, ello contribuye a la solución de la perdida de dichas partes blandas en el momento del traumatismo.
Es un excelente método de reconstrucción, superior a los convencionales, pero como estos últimos precisa de dilatados periodos de curación ya que son necesarios 2,4 meses de tratamiento por cada centímetro reconstruido hasta el alta definitiva con el problema solucionado.
Es por ello que todos los esfuerzos en la actualidad y en un futuro inmediato estarán encaminados a la reducción de los periodos de curación, añadiendo estabilizaciones internas a los huesos objeto de tratamiento o asociando a dicho tratamiento nuevos productos biológicos y fármacos que aceleren la formación del nuevo hueso.
Estos métodos se utilizan actualmente en Cirugía reconstructiva del Aparato Locomotor, la osteogénesis a distracción permite solventar infinidad de patologías osteoarticulares y contribuye a solucionar problemas que surgen durante el tratamiento médico quirúrgico de nuestros pacientes, todo ello mediante la “transportación ósea” basada en la osteogénesis a distracción.

El objetivo de SEFEx es divulgar, enseñar y aplicar dichas técnicas. La utilización de nuestros fijadores externos nos permite la práctica de una agradecida cirugía de reconstrucción osteoarticular.

Ortopedia y traumatología