Los tumores óseos y su tratamiento

Los tumores óseos y su tratamiento

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 25/05/2019

Los tumores óseos pueden localizarse de forma relativamente sencilla (en la zona dañada), pero su tratamiento deberá adaptarse al tipo de gravedad que presente. En la actualidad, existen dos grandes grupos de tumores óseos: los que nacen en el hueso (benignos o malignos, según su tendencia a progresar o a estabilizarse) y los que se originan en otros órganos y se propagan hasta el hueso (la llamada metástasis ósea).

Los tumores óseos benignos se tratan de forma quirúrgica con su extirpación. En algunos casos, no se interviene y simplemente se efectúan controles periódicos para documentar que el tumor permanece estable y no crece. Sin embargo, los tumores óseos malignos y las metástasis deben ser tratados por un equipo de especialistas coordinados: el oncólogo, el radioterapeuta, el especialista en dolor y, lógicamente, el traumatólogo/ortopeda.

En general, se podría decir que los tumores primitivos de hueso afectan sobre todo a niños, adolescentes y adultos jóvenes; mientras que las metástasis afectan a gente mayor por encima de los 40-50 años, cuyos casos precisan primero la presencia de un cáncer o tumor maligno en algún otro órgano del cuerpo.

La causa de estos tumores es el crecimiento masivo y desorganizado de las células. Por ello, conocer las causas de dicho crecimiento puede ayudarnos a detectar el problema. En la actualidad, hemos avanzado mucho en la identificación del origen del tumor y podemos determinar el papel que juegan los tóxicos, las alteraciones genéticas, los virus y otros factores; pero, aun así, queda mucho camino por recorrer.

La detección

La primera causa de detección de un tumor óseo es el dolor localizado en la zona afectada. También puede identificarse al palpar el tumor, sobre todo en las extremidades (en zonas como la columna o la pelvis es más complicado). Además, hay un alto número de tumores que se detectan gracias a análisis radiológicos rutinarios, sobre todo en pacientes que padecen cáncer y que se someten a controles exhaustivos precisamente para averiguar si tienen metástasis o progresiones del cáncer a otros órganos.