“Los tumores de cabeza y cuello más frecuentes son los de cavidad oral, faringe y laringe”

“Los tumores de cabeza y cuello más frecuentes son los de cavidad oral, faringe y laringe”

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 04/12/2018

¿Qué son los tumores de cabeza y cuello?

Los tumores de cabeza y cuello es un conjunto de neoplasias malignas, agrupadas convencionalmente, en las que se incluyen los tumores del área aero-digestiva superior, generalmente comprenden también los tumores de las glándulas salivares y los de los senos paranasales. No se contemplan los tumores del encéfalo, tiroides, y paratiroides debido a las ostensibles diferencias clínicas. Tampoco se consideran otros tumores que pueden también asentar en otras localizaciones del organismo, como son los linfomas, melanomas y sarcomas. En definitiva son los tumores que se desarrollan en las mucosas del tracto aero-digestivo superior que comprende la cavidad oral, la faringe, la laringe, la cavidad nasal y los senos paranasales.

Una característica de estos tumores es la rápida afectación de los ganglios linfáticos del cuello, siendo en ocasiones este el primer síntoma que lleva al paciente a consultar al médico, tras notarse una tumoración en el cuello. Esta característica es de suma importancia ya que va a influir en el tratamiento y en el pronóstico o probabilidad de supervivencia.

tumores de laringe
Los cánceres o tumores de cabeza y cuello más frecuentes son los de cavidad oral, seguidos por los de faringe y los de laringe
 

 

 

¿Cuáles son los más frecuentes?

Los más frecuentes son los de cavidad oral (45%) seguidos por los de faringe (25%) y laringe (20%), teniendo el resto una clara menor incidencia, si bien estas frecuencias varían entre poblaciones, en función de su hábitos, costumbres, nivel económico, etc. Es importante señalar que en los últimos años se ha visto un incremento considerable de tumores de faringe en personas jóvenes que ni fuman ni beben, estado en estos casos su incidencia relacionada con el VHP (Virus del Papiloma Humano) adquirido tras ciertas prácticas sexuales.

 

¿Podemos localizar sus causas?

La relación de los tumores de la vía aero-digestiva superior con el tabaco y el alcohol es conocida y demostrada desde hace décadas y de hecho existe un paralelismo entre la incidencia del cáncer de pulmón y los tumores de esta localización. De tal manera que países como USA, donde el consumo de tabaco ha descendido drásticamente desde hace ya casi 3 décadas, la incidencia de estos tumores (pulmón y cabeza y cuello) ha descendido de manera significativa. El alcohol y el tabaco tienen efecto sinérgicos en relación con el desarrollo de tumores de cabeza y cuello, ya que ambos contienen sustancias con capacidad de provocar alteraciones genéticas en las células que tras una suficiente acumulación darían lugar a un tumor maligno. El tabaco masticado tiene también esa capacidad de producir tumores en la cavidad oral.

Además del tabaco y el alcohol como principales protagonistas en el desarrollo de estos tumores, algunos virus como el ya mencionado VPH y el virus de Epstein Barr (EBV) que está relacionado con los tumores de la nasofaringe fundamentalmente. Otros factores también implicados, aunque en menor medida por su frecuencia, son el asbesto, ciertas fibras vegetales, el serrín de la madera (carcinomas de senos maxilares en carpinteros), tintes, níquel y también la dieta, esta en relación con algunas carencias.

 

¿De qué manera se pueden tratar?

El tratamiento de estos tumores es interdisciplinario, como ocurre en la práctica totalidad de la Oncología, buscando en mejor resultado para cada paciente en base a su enfermedad, sus circunstancias y sus deseos. Es necesario mencionar aquí la gran morbilidad cosmética y funcional que originan estos tratamientos y que con frecuencia provocan en el paciente alteraciones psicológicas que es preciso tener en cuenta para ser adecuadamente abordadas.

Los tres pilares del tratamiento son la cirugía, la radioterapia y el tratamiento médico, dentro de este último fundamentalmente la quimioterapia. Cada uno de ellos con su eficacia, pero también con sus efecto tóxicos o indeseables que ocasiones hacen que el paciente vea limitada durante un periodo de tiempo su calidad de vida. En general los tumores localizados son tratados con Cirugía o/y Radioterapia, los localmente avanzados con Radioterapia o/y Quimioterapia y los metastásicos con quimioterapia. En todos los casos debemos de considerar los tratamientos de soporte para evitar potenciales y graves complicaciones como consecuencia de unos tratamientos no carentes de toxicidad tanto aguda como crónica.

La tasa de curación para el conjunto de todas las localizaciones es del 75%, pero varía según localización, estadio (cantidad de tumor), y situación del individuo en relación con la posibilidad de afrontar con garantías un tratamiento pleno, principalmente.

En los casos en que la enfermedad se haya hecho incurable debemos de ser cuidadosos con los tratamientos a prescribir ya que debemos salvaguardar la calidad de vida del paciente por encima de otras consideraciones, como la eficacia del tratamiento.

 

¿Cuáles son las consecuencias si no es tratado cuando es necesario?

La demora de un tratamiento adecuado en un determinado momento nos lleva siempre a una situación peor porque habrá más enfermedad, el tratamiento muy probablemente será más mutilante y el pronóstico será peor con menos probabilidades de curación. Por esto es de suma importancia el ser valorado por unos especialistas solventes en esta área de la oncología, ya que un tratamiento erróneo o inadecuado nos llevará a una situación siempre peor que de la que partimos cuando fuimos diagnosticados.