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Los riesgos del tabaquismo

Los riesgos del tabaquismo

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La redacción de Top Doctors
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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 07/06/2019

Los felices años 20 contribuyeron a presentar el hecho de fumar como un hábito placentero. Esta idea comenzó a cambiar en la década de los 70, cuando la nicotina empezó a ser considerada una droga. Sin embargo, hasta 1987 no se acuñó el término tabaquismo para referirse a una adicción seriamente nociva para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tardó aún cinco años más en definirla.

Se considera que una persona padece dependencia a la nicotina cuando fuma a partir de diez cigarrillos al día. El 50% de los fumadores de entre 20 y 30 años la padecen, y a partir de esa edad la cifra alcanza hasta el 90%.

A día de hoy la OMS estima que unos 5 millones de personas mueren anualmente por causas relacionadas directamente con el consumo del tabaco. Esta cifra representa 1 de cada 2 muertes en personas de mediana edad. Fumar provoca más muertes que el consumo de alcohol y otras drogas, los accidentes de tráfico, los homicidios y el SIDA. Además se prevé que en el año 2030 la cifra de muertos pueda ascender a los 10 millones.

 

Efectos adversos del tabaco sobre el organismo

 

El tabaquismo está relacionado con 25 categorías principales de afecciones, entre las que destacan por su prevalencia el cáncer, la cardiopatía isquémica y las enfermedades respiratorias crónicas. No siempre desencadena enfermedades mortales, pero está estrechamente relacionado con algunos trastornos que inciden negativamente en la calidad de vida, como la ansiedad, la depresión y el alcoholismo. Podemos señalar que el 60% de los pacientes depresivos son fumadores, así como 9 de cada 10 afectados de esquizofrenia.

La nicotina tiene un efecto negativo sobre el sistema cardiovascular, el sistema nervioso, el aparato digestivo y el metabolismo. La hoja del tabaco contiene más de 600 componentes, que podemos dividir en dos. Por un lugar el agua y por otro la materia seca. Esta materia contiene componentes orgánicos como las proteínas, el amoníaco, alcaloides y carbohidratos y componentes inorgánicos como el plomo o el níquel. Al fumar, debido a los procesos de combustión, el cigarro alcanza temperaturas de más de 800ºC en la punta y de 400ºC en la zona de carbonización, desde donde va disminuyendo. Por este motivo se ha establecido que el primer tercio del cigarrillo es una zona de toxicidad baja, que aumenta hasta alcanzar su máximo en el tercer tercio.