La importancia de las Unidades del Dolor

La importancia de las Unidades del Dolor

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 04/06/2019

Tradicionalmente, las Unidades del Dolor han estado siempre enfocadas al paciente con cáncer mediante tratamientos paliativos para evitar o aliviar su sufrimiento. Sin embargo, actualmente su trabajo va más allá, ya que también se ofrecen nuevas soluciones a pacientes que tengan dolores crónicos de todo tipo, especialmente el de tipo músculo-esquelético.

 

Principales tipos de dolor

Los principales dolores por lo que los pacientes acuden a las Unidades del Dolor son:

  • Lumbalgias
  • Dorsalgias
  • Cervicalgias
  • Patologías traumatológicas o del aparato locomotor
  • Dolor que no evoluciona satisfactoriamente a pesar de la rehabilitación
  • Cefaleas
  • Dolor neuropático
  • Síndrome miofascial

 

Tratamiento del dolor: técnicas mínimamente invasivas

Antes de escoger la técnica más adecuada para acabar con el malestar del paciente, siempre hay que hacer un diagnóstico muy minucioso en el que se tiene muy en cuenta el historial clínico del paciente, estudiando todos los detalles de su problema, así como antecedentes, pruebas realizadas y solicitando, si precisa, otras nuevas.

Para paliar tanto estas dolencias como los síntomas y recuperar el bienestar del paciente, siempre se realizan tratamientos de forma ambulatoria, es decir, sin necesidad de ingreso hospitalario. Existen diferentes opciones analgésicas, que pueden ser de dos tipos:

  • Farmacológicas: aunque suelen ser efectivos, es importante reducir o controlar su consumo, ya que en muchos casos puede acarrear nuevos problemas para el organismo.
  • Técnicas mínimamente invasivas: ayudan a llevar una recuperación más rápida, tanto en pacientes quirúrgicos como en aquellos con condiciones físicas limitantes o incluso incapacitantes. En estas situaciones, estos tratamientos logran una mayor funcionalidad, lo que significará una mejora considerable de su calidad de vida.

Respecto a este último apartado, un ejemplo habitual es el dolor de hombro, que suele conllevar una recuperación lenta, aunque se haya realizado una cirugía anteriormente. En estos casos, se realizan infiltraciones o bloqueos nerviosos. Estas técnicas consiguen eliminar o reducir el dolor, facilitar la rehabilitación y, por tanto, agilizar la recuperación.