La Depresión por COVID-19

La Depresión por COVID-19

Editado por: TOP DOCTORS® el 23/05/2022

No es mi intención hacer acá un plagio de una conferencia que he escuchado de una persona ciertamente influyente en Buenos Aires. No es un psiquiatra pero tiene un vuelo lo suficientemente alto como para pronunciarse sobre este tipo de problemas. El padre Manuel Fernández. Y esto tampoco es de él, sino que es de la autoría de un psiquiatra parisino de más de 50 años de ejercicio de la profesión. Me pareció importante hacer un aporte desde mi profesión para entender un poco más sobre la situación que estamos viviendo.


En algún momento del año pasado he dicho que los suicidios habían aumentado muchísimo luego del decreto de cuarentena, que se prolongaba y se prolongaba. Eran la consecuencia de depresiones por el confinamiento en sí y también, por ejemplo, consecuencia de empresas quebradas, familias destruidas, seres queridos aislados, etc. En definitiva, era obvio que la cuarentena traía sus consecuencias y que esas consecuencias eran en ocasiones muertes por Suicidio que, como cualquier persona puede imaginar son muertes causadas por un inmenso dolor del alma. Pues bien, este galeno señala que durante el primer confinamiento, en Francia, las Depresiones habían triplicado y que en el segundo habían sido ¡multiplicadas por 10! La causa inmediata evidente es entonces la frustración, la exasperación, acompañada de miedo inducido por la situación. El miedo, inequívocamente está producido por los medios de comunicación masiva.


El machaque constante, súper, hiper-dimensionado, que acompaña la justificación de confinamiento extremo, es una de las causas claras de este “nuevo síndrome”. Y así nos vamos adentrando en lo que es la Depresión COVID -19.


¿Qué es la Depresión Clásica? Es un estado de decaimiento (Depresión) del estado de ánimo que cursa con tristeza autorreproches y cansancio. Uno de los puntos clave es la pérdida de voluntad, pero porque el esforzarse le causa a la persona un enorme Estrés. No tiene con qué, no tiene resto, no puede. Y no se le puede decir que necesita que se lo estimule, ya que esto produce en él una gran angustia, como consecuencia aumenta el Estrés que a su vez aumenta aún más los Síntomas Depresivos. Porque el depresivo tiene todas sus funciones en baja.


Algunos psiquiatras lo han comparado con la hibernación que atraviesan algunos mamíferos en invierno. En efecto, el pensamiento disminuye en su fuerza, quedándose anclado en ideas negativas, de ruina y sobre todo, de desesperanza (que es lo que más hace sufrir). Las demás funciones mentales están disminuidas, la capacidad de gozar, de disfrutar, la memoria se encuentra entrampada entre una nostalgia de que todo pasado fue mejor o, por momentos, que nunca hubo momentos buenos. El cansancio es muy fuerte aunque la persona no haga nada, ni gaste energías y la tendencia a dormir todo el tiempo (Hipersomnia) no le alcanza para reponer las fuerzas. La Depresión es una “verdadera enfermedad” que afecta todo el cuerpo. Se encuentran afectados el corazón, los riñones, los pulmones, etc. El modelo fisiológico (o Fisiopatológico) es del Estrés sostenido en el tiempo que agota a la persona, la desgasta, la aplasta.


Se ponen en juego una serie de mecanismos Neurobiológicos y Endocrinológicos que afectan la parte de hormonas en general que terminarán en una problemática inflamatoria, subrepticia. Es una enfermedad que afecta todo el cuerpo. Y una característica importante de la Depresión Clásica con respecto a la “Depresión COVID-19”, en el primer caso el enfermo se encuentra ensimismado, y que se reprocha a él mismo algo, (o todo), todo el tiempo. Esto es la “rumiación”, el dar vuelta todo el tiempo sobre las mismas ideas negativas de las cuales no puede escapar.


La “Depresión COVID-19” sería en realidad lo que la Psiquiatría clásica llamó la Depresión Reactiva. Esto es: una reacción a una situación estresante, se presenta luego como la Depresión Clásica, pero cuando en aquella no siempre aparece clara la causa en esta otra sí y sería el caso en esta forma. Es innegable que la falta de interacción social, con amigos, familiares, compañeros de trabajo, el mozo del bar de la esquina, el encargado del edificio, ver gente en la plaza, el participar de eventos religiosos, recitales o lo que sea, es deletéreo para nuestra salud mental. Sobre todo en lo que es la relación con los más cercanos, algunos, particularmente los niños y los ancianos necesitan contacto humano, piel a piel.


En ningún caso podemos pretender que las comunicaciones remotas puedan suplir en algo el contacto cara a cara: el tocar, el abrazo, y entonces, en este contexto tan particular, aparecería una Depresión particular que podemos llamar la Depresión COVID-19. Y acá, la bronca, el enojo, la desazón en vez de estar dirigidas sobre sí mismo se dirigen hacia afuera, muchas veces como hostilidad.


En consecuencia esta Depresión no revestirá la misma gravedad en cuanto a la afección del cuerpo entero. ¡Pero ojo! También es cierto que esta Depresión nos puede llevar a actos desesperados, impulsivos. Y lo único positivo, (si así podemos llamarlo) es que normalmente remite cuando se termina el evento estresante del confinamiento. Pero yo diría, intuitivamente (ya que esto es inédito), que no estamos seguros de que remitirá siempre. Por mi cuenta pienso que nos encontraremos con muchos casos de Estrés Postraumático. Pero estamos en el ámbito de la hipótesis, aunque las mismas causas traen las mismas consecuencias.


Al margen, parecería que todo esto es precisamente querido por una mano negra, se habría fabricado un virus en un laboratorio, se lo habría largado. Algunos científicos piensan seriamente que las Muertes, particularmente en Italia, se debería a una Interferencia Viral con la Vacuna de la Gripe (los vacunados contra la gripe habrían sido más susceptibles a contraer una enfermedad grave de SARS-CoV-2), el bicho había sido lanzado y solo le faltaba “crecer”.


De esto se ocuparon los medios de comunicación masiva, el monstruo creció al punto de hacerse un gigante atemorizante con el pavor decretado se ofreció la armadura mágica, la Vacuna. Evidentemente algunos acá ganarán mucho, pero mucho dinero. Y a costa de otra epidemia que produce sufrimiento en muchas, pero muchísimas más personas que las que se enferman de COVID. Una Epidemia de “Depresión COVID-19” ¿Y de Estrés Postraumático? Lo sabremos en algunos meses o años.

Psicología en Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)