La cirugía de tiroides

La cirugía de tiroides

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 09/06/2019

La glándula tiroides es un pequeño órgano con función hormonal situado en la región anterior del cuello. Las enfermedades más comunes de la misma son las inflamatorias (tiroiditis), las derivadas del aumento de su función hormonal (hipertiroidismo) o descenso (hipotiroidismo) y las tumoraciones tanto benignas  como malignas (nódulos tiroideos).

En términos globales, tanto las tiroiditis como las alteraciones funcionales y los nódulos benignos de pequeño tamaño tienen un tratamiento médico por parte de un endocrinólogo, indicándose la cirugía en algunos casos concretos. En circunstancias de nódulos con crecimiento, que provoquen síntomas de compresión local o planteen dudas razonables de malignidad, se indicará la cirugía. En todos los casos de certeza de malignidad estará  igualmente indicada la cirugía como primera opción de tratamiento.

 

El tratamiento quirúrgico dependerá de la patología a intervenir y podrá consistir en la extirpación  de un lado o lóbulo del tiroides, derecho o izquierdo (hemitiroidectomía) o de la glándula en su totalidad (tiroidectomía total). En ocasiones, para disminuir la incidencia de algunas complicaciones es posible dejar unos pequeños restos de la glándula (tiroidectomía subtotal o casi total).

En general, los resultados quirúrgicos, a medio y largo plazo, de todas las enfermedades tiroideas son muy satisfactorios. Respecto a las complicaciones en el inmediato postoperatorio, el permanente avance de la medicina y la frecuencia de estas enfermedades ha conllevado un paulatino descenso de la mortalidad quirúrgica hasta cifras menores del 1%. Respecto a la morbilidad ésta sigue existiendo siendo las principales la falta de función de los nervios recurrentes que conlleva un cambio, temporal o definitivo, del timbre de la voz y el descenso de los niveles de calcio, generalmente temporal, por falta de actividad de las glándulas paratiroides. La aparición de estas complicaciones puede obedecer a varios factores como el tamaño del tiroides, antecedentes de cirugía cervicales previas o la presencia de una lesión maligna. Un cuarto factor radica en la experiencia del cirujano que, en caso de existir, puede reducir hasta en un 50% el número de casos, además de disminuir el tiempo quirúrgico. La complicación más grave durante el inmediato postoperatorio es la hemorragia en la región cervical intervenida que puede obligar a una cirugía inmediata para evitar los síntomas de compresión traqueal. Aunque es muy poco frecuente, su potencial gravedad obliga a una cercana observación durante las primeras 8-12 horas postoperatorias, siendo excepcional a partir de las 24 horas de la intervención.

En conclusión, como en toda cirugía, un completo análisis preoperatorio que evalúe los factores de riesgo del paciente, tanto específicos como de su patología a intervenir, es la mejor prevención de futuras complicaciones. Quirúrgicamente, la experiencia del equipo médico será determinante en la reducción, que no anulación completa, de las mismas. Postoperatoriamente, un estricto control clínico y analítico ayudará a diagnosticar precozmente la mayor parte ellas, lo que minimizará las ulteriores consecuencias derivadas de las mismas.

Cirugía General