El tratamiento de la migraña a través de la toxina botulínica y la microcirugía
La migraña es un agudo dolor de cabeza que puede venir acompañado de otros síntomas tales como el malestar general, náuseas, vómitos e incluso sensibilidad a la luz o al sonido. En la población general, los datos de prevalencia la sitúan en un 12% de la población mundial, repartiéndose en torno al 18-20% en mujeres y entre el 5 y el 6% en hombres. Según datos de la Asociación Española de Pacientes con migrañas y cefaleas, en España la cifra de pacientes migrañosos rondaría los cinco millones.
De todos ellos, más de un millón y medio padecen más de una docena de migrañas al mes, y han de convivir con los síntomas, impidiendo así que el paciente goce de una buena calidad de vida. No obstante, tan solo un 40% de los afectados es diagnosticado de manera correcta.
Las causas de la migraña
La principal causa de migraña es genética, y se hereda por predisposición. No obstante, existen factores externos que pueden desencadenar migrañas, como el estrés, la menstruación en mujeres, los cambios de ritmo de sueño…
Toxina botulínica para acabar con la migraña
A comienzos del nuevo milenio, en Estados Unidos se descubrió casi por casualidad que al tratar arrugas faciales de pacientes con toxina botulínica, algunos de ellos dejaban de tener migrañas. Desde entonces, se ha investigado mucho al respecto, y se estima que siete de cada diez afectados a los que se les inyecta toxina botulínica en el entrecejo, tendrá una reducción significativa de migrañas.
El tratamiento de la migraña a través de la toxina botulínica consiste en relajar la presión de los puntos que desencadenan la migraña en el cráneo, como los nervios temporales, nasales y frontales. Para ello, el botox deberá inyectarse en, al menos 31 puntos de la cabeza y del cuello con una técnica que sigue la distribución de los nervios pericraneales. Según la estadística, más de un 35% de los pacientes experimentan un alivio completo de los ataques, y casi un 60% de los casos ven como los ataques de migraña se reducen considerablemente.
La microcirugía de la migraña
Esta microcirugía se basa en el mismo principio que el tratamiento con toxina botulínica. Mientras que en el tratamiento con la toxina se bloqueaban músculos y nervios gracias a las inyecciones, en la microcirugía estos músculos se modifican con cortes quirúrgicos superficiales, que impiden la conexión entre ellos.
Se sabrá que nervios y músculos están afectados merced al proceso de selección, en el que las inyecciones previas de toxina botulínica tratarán de ir menguando las migrañas. Si ocho semanas después de las inyecciones, el paciente ha notado una mejora significativa de los síntomas migrañosos, se realiza la intervención quirúrgica para extirpar el músculo corrugador. De esta manera, la microcirugía resuelve el inconveniente del procedimiento de botox, que no es permanente en el tiempo.
Así, el especialista en Cirugía plástica realiza una pequeña incisión a lo largo del pliegue del párpado y extrae el músculo corrugador. Una vez realizada la extracción, el nervio del entrecejo ya no podrá ser estimulado, y no se sentirán los síntomas de la migraña.