Escrito por: La redacción de Top Doctors
El dolor sigue siendo la más enigmática de nuestras percepciones. Desde el punto de vista fisiológico, corresponde a la excitación de los receptores del dolor y sus vías de propagación hasta el sistema nervioso central. Se produce como consecuencia de la lesión de tejidos y corresponde a un sistema de defensa esencial en el ser vivo. Pero es también una experiencia emocional, un sentimiento, que inmediatamente se asocia a la ‘sensación’ de dolor. Incluso, con frecuencia, el dolor no comporta daño tisular y es tan sólo la experiencia emocional. ‘Dolor’ no deja de ser por tanto una palabra cuyo significado agrupa fenómenos subjetivos que tienen por lo común un carácter desagradable. Estos fenómenos son interpretados en la Unidad del Dolor de acuerdo a la experiencia personal y a los condicionantes culturales y sociales.
Desde un punto de vista estricto, el dolor neuropático representa una lesión o disfunción neurológica (sistema nervioso central o periférico), es una manifestación de un trastorno de las fibras nerviosas pero es, en cualquier caso, un fenómeno sensitivo que implica una actividad anormal en las vías de transmisión sensorial en cuyo desarrollo persisten sombras y donde los estudios electrofisiológicos rutinarios no pueden ayudarnos. El dolor neuropático es extremadamente difícil de manejar. Es crónico y no puede generalmente responder al tratamiento con analgésicos estándares.
Establecer el diagnóstico de dolor neuropático es complicado incluso para el clínico, ya que los pacientes tienen dificultad en expresar los síntomas que sufren. De esta forma existen múltiples términos sensoriales descriptivos que los médicos podemos asociar a dicho dolor: descarga eléctrica, hormigueo, picazón, zona dormida, pinchazos o agujetas, tirantes y corte.
El dolor neuropático se asocia a múltiples enfermedades de muy diferente causa; podríamos establecer una clasificación de enfermedades relacionadas con dolor neuropático en función de su localización: nervio periférico (neuropatías adquiridas, heredadas o por atrapamiento), ganglio de la raíz dorsal (Herpes Zóster), asta dorsal (lesiones por avulsión), tractos de la médula (traumatismos, tumores, siringomielia o discopatía cervical), tronco/puente (ictus o desmielinización), tálamo (ictus, tumoro desmielinización) y córtex (ictus o convulsiones).