La mayoría de las veces, cuando se padece una Hernia de Hiato no se experimenta ningún síntoma.
La Hernia de Hiato, por sí misma, implica el paso de elementos procedentes de la cavidad abdominal, sobre todo del estómago, a través del hiato esofágico hasta el mediastino. Este último es la zona ubicada en el centro del tórax, entre el esternón, la columna vertebral y los pulmones.
Su padecimiento es bastante común, a pesar de que su diagnóstico suele darse únicamente durante una prueba para determinar la causa de la acidez estomacal o de dolor de pecho. Entre las pruebas que determinan una hernia de hiato son: Radiografía del Aparato Digestivo Superior, Endoscopía Superior y Manometría Esofágica.
¿Cuáles son sus causas?
Varias son las circunstancias que podrían dar lugar a padecer una Hernia de Hiato como una desviación de la Columna Vertebral, edad avanzada, aumento de peso, Traumatismos graves o por complicaciones en operaciones para el Reflujo Gastroesofágico o resecciones gástricas.
¿Cómo puede tratarse?
Si el padecimiento de acidez estomacal y reflujo es recurrente, es probable que al paciente se le administren medicamentos o indique una cirugía. En el primer caso los fármacos podrían ir desde antiácidos que neutralicen el ácido estomacal, hasta los destinados a bloquear su producción y a la vez que curen el daño producido al esófago.
En ocasiones, la Hernia de Hiato requerirá de un procedimiento quirúrgico, ya que el ardor en el estómago y el reflujo no tuvieron una mejoría después del tratamiento con medicamentos. También cuando se da una inflamación o un estrechamiento considerable del esófago.
La Cirugía de Hernia de Hiato consistirá en deslizar el estómago hacia abajo, reducir el diámetro de la abertura en el diafragma y reconstruir el esfínter esofágico. Esto para detener el paso del material proveniente del estómago.
¿Cómo se pueden controlar los síntomas?
Especialistas en Cirugía General aseguran que realizar cambios en el estilo de vida pueden ayudar a reducir los síntomas de la hernia de hiato. Entre los más recomendables están: evitar alimentos grasosos o fritos, comer al menos dos o tres horas antes de dormir, realizar ejercicio, dejar fumar, consumir alimentos de ración pequeña y elevar la cabecera de la cama, para evitar la elevación del ácido estomacal.