Escrito por: La redacción de Top Doctors
Una hernia inguinal es un agujero en la pared abdominal que permite el paso del intestino y conlleva el riesgo de estrangulamiento. Si el paciente está en condiciones de ser intervenido la hernia debe ser operada, ya que si no se trata se puede poner en riesgo la vida de los pacientes.
Avances en el tratamiento
El tratamiento para la hernia inguinal ha evolucionado durante los últimos años. La principal revolución se produjo con la utilización de prótesis o mallas. Gracias a ellas, se ha conseguido una importante disminución de las recidivas, es decir, de las hernias que vuelven a aparecer tras una operación. Las mallas se pueden colocar de dos maneras: por delante del orificio o por detrás. Por ejemplo, cuando tenemos un pantalón con un agujero, la rodillera se puede colocar por la parte de fuera del pantalón o bien darle la vuelta a la pernera y colocarla dentro. La función es la misma.
Otro gran adelanto ha sido la cirugía laparoscópica, que es un tipo de cirugía mínimamente invasiva. Consiste en un abordaje posterior de la hernia consiguiendo colocar la malla desde la zona abdominal. Con esto se consigue retener las vísceras y se evita la reaparición de la hernia, evitando la posibilidad de que los intestinos queden atrapados en este agujero.
Las principales ventajas de la cirugía laparoscópica son una rápida recuperación, una mejoría estética evidente y un menor dolor postoperatorio. Esta cirugía permite tratar todos los tipos de hernia inguinal y crural y, además, intervenir de manera simultánea las hernias inguinales bilaterales, que aparecen en ambas ingles. Otra ventaja es que las hernias que ya han sido operadas y que han vuelto a aparecer se pueden tratar de forma más sencilla, disminuyendo las posibles complicaciones.