Angina de pecho: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Angina de pecho: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

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Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 27/05/2019

 

Se conoce como angina de pecho al dolor que aparece en el tórax como respuesta a la escasez de oxígeno en el corazón. Suele ser un dolor intenso, de inicio súbito, que en general se describe como una opresión y se acompaña de sensación de falta de aire. Su duración es variable y se limita en unos pocos minutos, con una lenta desaparición de los síntomas. Aparece en respuesta a actividades físicas o emociones intensas, pero también es frecuente no identificar un claro precipitante.

 

La angina de pecho responde a la falta de oxígeno en el corazón

 

El corazón recibe el oxígeno y los nutrientes que necesita a través de las arterias coronarias. Este aporte no es constante, sino que varía a lo largo del día en respuesta a sus necesidades, aumentando en situaciones de mayor requerimiento, como subir una cuesta, y disminuyendo en situaciones de reposo.

La angina es la consecuencia de un desequilibrio transitorio entre lo que el corazón demanda y lo que las arterias coronarias le aportan. Es una enfermedad grave, normalmente progresiva, pero existen muchos tratamientos en la actualidad que permiten controlar su sintomatología.

 

Causas de la angina de pecho

La aterosclerosis o formación de placas de ateroma en el interior de las arterias coronarias es la causa más frecuente de la angina de pecho. Según los especialistas en Cardiología, es consecuencia del depósito progresivo de grasa y otras sustancias, que lentamente van reduciendo el calibre del vaso y comprometiendo el aporte sanguíneo.

Enfermedades cardíacas como la estenosis de la válvula aórtica, la insuficiencia cardiaca, la hipertrofia o el espasmo coronario y otras condiciones como la hipertensión, el hipertiroidismo, la anemia o la insuficiencia respiratoria pueden ser causa de angina y deben descartarse durante su estudio.

 

Síntomas de la angina de pecho

El dolor es el síntoma más constante. Suele ser opresivo, de aparición brusca, localizado en el centro del pecho e irradiado a los brazos, el cuello, la espalda o la mandíbula. En otras ocasiones es de menor intensidad e incluso puede no aparecer.

También varían las características del dolor, manifestándose a veces como una sensación de ardor, de punzada o de pesadez que puede confundirse con otras patologías como la hernia de hiato, la ansiedad o los gases. Otros síntomas y signos que pueden aparecer son la sensación repentina de falta de aire, la sudoración, la palidez de la piel y las náuseas. Las mujeres y los pacientes diabéticos son más propensos a una presentación menos típica de la enfermedad.

 

Diagnóstico

La descripción del dolor y las circunstancias en las que se ha manifestado nos puede dar la primera sospecha diagnóstica. Los antecedentes familiares y personales, con especial atención a los factores de riesgo vascular (tabaco, colesterol, diabetes, hipertensión) nos harán saber si estamos ante un paciente de alto riesgo para presentar problemas coronarios.

La exploración física en la angina por aterosclerosis suele ser normal, y el electrocardiograma y la ecocardiografía, una vez que ya ha cedido el dolor, suelen no mostrar alteraciones. La medición de las enzimas cardiacas en sangre (troponinas y CPK) nos permite conocer si ha existido daño a nivel del músculo cardiaco, pero son negativas si el episodio ha sido transitorio y el corazón ha vuelto a la normalidad.

Las pruebas de isquemia se utilizan para estudiar a los pacientes que presentan un dolor que sugiere una angina de pecho pero, en los cuales, las pruebas iniciales han resultado normales.

La más común y accesible es la ergometría o prueba de esfuerzo, que se puede realizar en cinta o bicicleta. Consiste en la realización de un ejercicio físico progresivo, que aumenta las necesidades del corazón, y revela situaciones en las que no es posible aumentar el aporte de sangre a través de las arterias coronarias.

Otras pruebas como la ecocardiografía con dobutamina, la resonancia de estrés o la gammagrafía de perfusión son también útiles para identificar a pacientes con isquemia coronaria.

La realización de un TAC coronario o un cateterismo cardiaco nos permite visualizar directamente, mediante la administración de contraste, las arterias coronarias y evaluar la presencia de estenosis en su trayecto, confirmando de esta forma la presencia de placas de aterosclerosis.

 

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento debe estar dirigido a disminuir y facilitar el trabajo del corazón, así como mejorar la perfusión a través de las coronarias y controlar los factores de riesgo vascular. Esto incluye medicamentos que actúan de manera combinada: los betabloqueantes, antagonistas del calcio y la ivabradina reducen la frecuencia cardiaca y la contractilidad y permiten que llegue mejor la sangre en cada ciclo cardiaco; los nitratos relajan el músculo liso de las arterias y venas aumentando el aporte, y la ranolazina actúa a nivel celular; los antiagregantes son claves para prevenir la trombosis arterial y la posibilidad de infarto; los fármacos que controlan la hipertensión, el colesterol o la diabetes pueden llegar a reducir la progresión de la enfermedad aterosclerótica.

En los casos de enfermedad severa y no controlada, puede ser necesario intervenir a nivel de las coronarias: los implantes de stents y la cirugía de bypass, en casos seleccionados, permiten restaurar el flujo del músculo cardiaco.

El diagnóstico y tratamiento de la angina de pecho es, por tanto, complejo. Por ello, debe ser supervisado y controlado por un especialista en enfermedades cardiovasculares.

Cardiología