Las Alergias Alimentarias en Niños representan un problema creciente de salud pública a nivel mundial. Cada vez son más los padres que enfrentan el desafío de identificar y manejar reacciones adversas a alimentos comunes en la dieta infantil.
Desde síntomas leves como sarpullido hasta reacciones graves como la anafilaxia, una Alergia Alimentaria no detectada a tiempo puede poner en riesgo la vida del menor.
¿Qué son las Alergias Alimentarias?
Una Alergia Alimentaria es una respuesta del sistema inmunológico a una proteína presente en un alimento que el cuerpo identifica erróneamente como una amenaza. Esto provoca la producción de anticuerpos tipo IgE y la liberación de histamina y otras sustancias químicas, responsables de los síntomas alérgicos.
A diferencia de una Intolerancia Alimentaria, que es una reacción no inmunológica (como ocurre con la intolerancia a la lactosa), la Alergia Alimentaria puede causar síntomas severos incluso con pequeñas cantidades del alérgeno.
¿Qué tan frecuentes son las Alergias Alimentarias en niños?
Estudios recientes realizados por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) estiman que entre el 4% y el 8% de los niños presentan algún tipo de Alergia Alimentaria. Los casos más comunes se concentran en menores de cinco años, aunque pueden presentarse a cualquier edad.
Las alergias más frecuentes en la infancia incluyen:
- Leche de vaca
- Huevo
- Maní
- Frutos secos
- Trigo
- Soya
- Pescados y mariscos
Síntomas: ¿Cómo reconocer una Alergia Alimentaria en niños?
Los síntomas pueden variar en intensidad y tipo según el niño y el alérgeno. En general, se manifiestan pocos minutos o hasta dos horas después de ingerir el alimento.
Los síntomas leves a moderados son:
- Ronchas o Urticaria
- Picazón en la piel o en la boca
- Hinchazón de labios, lengua o cara
- Dolor Abdominal
- Náuseas, vómitos o diarrea
En casos más graves, como la Anafilaxia, también se pueden presentar síntomas como:
- Dificultad para respirar
- Inflamación de garganta
- Taquicardia
- Mareo o desmayo
- Pérdida de conciencia
La Anafilaxia es una reacción alérgica potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata y el uso de adrenalina autoinyectable.
Diagnóstico: ¿cómo detectar las alergias alimentarias?
El diagnóstico debe ser realizado por un Alergólogo Pediátrico y, generalmente, consiste en una historia clínica detallada, en la que el especialista evaluará los antecedentes familiares, el tipo de alimento sospechoso, la frecuencia e intensidad de los síntomas y el contexto en que aparecen.
En caso de ser necesario, se solicita realizar algunas pruebas como:
- Pruebas cutáneas: se aplican pequeñas cantidades del posible alérgeno sobre la piel del niño. Una reacción positiva (enrojecimiento o inflamación) puede indicar sensibilidad.
- Prueba de IgE específica en sangre: se analiza la presencia de anticuerpos IgE específicos para ciertos alimentos. Aunque no confirma el diagnóstico por sí sola, es una herramienta útil
- Dieta de eliminación: consiste en retirar temporalmente el alimento sospechoso de la dieta y observar si los síntomas desaparecen
- Prueba de provocación oral: se realiza bajo supervisión médica en un entorno controlado. Consiste en administrar el alimento en cantidades crecientes para verificar la reacción
Prevención de complicaciones: ¿qué medidas tomar?
La mejor forma de prevenir complicaciones es la educación y preparación de los padres, cuidadores y del entorno escolar. Una vez identificado el alérgeno, debe eliminarse completamente de la dieta del niño. Esto incluye leer etiquetas, evitar contaminación cruzada y ser precavido en restaurantes.
Posteriormente, el Alergólogo debe proporcionar un plan claro de actuación, que incluya los pasos a seguir en caso de reacción o emergencias y el uso de medicamentos como antihistamínicos o adrenalina autoinyectable. Es fundamental que el niño (según su edad) y sus cuidadores sepan utilizar este dispositivo, que puede salvar vidas en caso de Anafilaxia.
Además, es importante informar a docentes, directivos y personal de comedores escolares sobre la alergia del niño y qué hacer ante una emergencia. Algunas Alergias Alimentarias pueden desaparecer con el tiempo. Por ello, es importante un seguimiento anual con el especialista para reevaluar la sensibilidad.
Alimentación alternativa y calidad de vida
Una de las principales preocupaciones de los padres es si el niño podrá llevar una dieta equilibrada sin el alimento al que es alérgico. La respuesta es sí, siempre que la alimentación sea planificada por un Nutricionista pediátrico. Por ejemplo:
- En caso de alergia a la leche de vaca, se puede reemplazar por fórmulas hipoalergénicas o bebidas vegetales fortificadas
- Si el alérgeno es el huevo, se pueden utilizar sustitutos comerciales o ingredientes como el puré de manzana o la linaza molida en recetas de repostería
La calidad de vida del niño no tiene por qué verse comprometida, siempre que se cuente con un diagnóstico correcto, educación del entorno y un manejo adecuado.
Alergias y lactancia materna: ¿influye en la prevención?
Existe evidencia de que la Lactancia Materna exclusiva durante los primeros seis meses puede reducir el riesgo de alergias alimentarias, especialmente en niños con antecedentes familiares de atopía. Además, se recomienda:
- Introducir alimentos sólidos entre los 4 y 6 meses, preferentemente con indicación médica.
- No retrasar la introducción de alimentos alergénicos como el huevo o el maní, ya que una introducción temprana controlada puede favorecer la tolerancia inmunológica.
¿Cuándo acudir al especialista?
Es recomendable consultar a un Alergólogo Infantil si:
- El niño presenta reacciones cutáneas o digestivas repetitivas tras consumir ciertos alimentos.
- Hay antecedentes familiares de alergias.
- Se sospecha una reacción alérgica grave (anafilaxia).
- Se requiere confirmación diagnóstica o acompañamiento nutricional.
La atención temprana mejora el pronóstico y permite evitar restricciones alimentarias innecesarias.
Las Alergias Alimentarias en niños son un desafío creciente en Argentina, pero con información adecuada, diagnóstico oportuno y estrategias de manejo eficaces, es posible prevenir complicaciones y garantizar una vida saludable para los pequeños.
La clave está en la detección precoz, la educación del entorno y el seguimiento médico especializado. Ante cualquier sospecha, consultar con un profesional certificado es la mejor decisión para proteger la salud y el bienestar del niño.